Cuando iba en segundo de primaria tenía un uniforme de rayas blanco con azul francés (como el pan), mis cuadernos eran de cuadro grande (como el Pie), mi osito favorito se llamaba Foffy y me llevaba con Daniel Rodríguez. Él tenía una mochila de rueditas en la que me sentaba y me daba vueltas por el patio. En segundo de primaria el patio era grande. En primero de secundaria el patio se cruzaba en seis pasos grandes o cinco de maestro enojado.
Daniel era la onda, una vez se metió al refrigerador para saber si la luz se quedaba prendida o no. No tengo más recuerdos de él que estos que llegaron quién sabe cómo el día de hoy a una ventana de Messenger. No sé qué pasó, dejamos de llevarnos, él se volvió fresa, yo gané un concurso de ortografía, luego uno de redacción, luego uno de baile y luego me mudé de ciudad con mi hermano. ¿Qué habrá sido de él? ¿Usará playeras Abercrombie? ¿Lacoste? ¿Se habrá tomado una foto dentro del refrigerador para luego subirla a Flickr y etiquetarla
Lo buscaré en Facebook.***
¿Alguien tiene la más remota idea de cuántos Danieles Rodríguezes existen en Facebook? Tres. El que yo busco es el que tiene 21 amigos en común.
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